jueves, 7 de febrero de 2013

¿Queremos cambios en la empresa o en el País?




Seguimos observando en las últimas semanas en la blogosfera una incipiente actividad de opinión, sobre todo en cuanto a qué cambios y de que manera  deberían abordarse para que la empresa Española empiece a generar un nuevo modelo, en el cual el compromiso y el talento de cada uno de sus integrantes, sea el germen que haga que se pueda vencer la dinámica negativa de estos últimos tiempos y que con ello se comience a dar pasos conducentes a la reactivación y la superación de las dificultades que impiden crecer y generar riqueza y empleo.

Echo en falta en estos análisis algo que yo creo muy importante. Yo, por ejemplo, he estado dentro de una cierta y casi lógica euforia provocada por encontrar personas muy capaces que por fin opinan como yo opino en este campo, hablando de cambios a nivel de Dirección, del papel y de la función de los departamentos de RRHH,  de los CEOs de la Empresa y los Consejos de Administración y accionistas, de cambios en la cultura corporativa y en la tecnología como forma de comunicación 360 º  y resulta que se me (nos) está olvidando que el tejido activo empresarial/productivo de este país, con datos a Enero de 2012 del Directorio Central de Empresas elaborado por el INE lo componen en más de un 83,3% empresas de hasta 2  trabajadores asalariados. En total mas de 2.600.000 empresas.

¿Qué quiere esto decir fundamentalmente? (independientemente del dramático dato de  la atomización y la reducción de plantillas producto de la recesión de la actividad productiva). Para mí, que cualquier cambio real, auténtico, hacia una mejora de la competitividad de este País pasa por, evidentemente, hacer cambios en las empresas grandes, pero que, en el hipotético e improbable caso de que cambiasen todas un día de éstos, no habríamos conseguido, a nivel de crecimiento, competitividad o beneficio para el País, prácticamente nada. 

Quizá que las grandes fueran mas grandes, pero con la diversificación económica global, que permite a éstas producir en cualquier parte del mundo donde la mano de obra sea más reducida o cotizar donde pueden aportar menos a la economía nacional en forma de impuestos, la repercusión en datos económicos en nuestro país sería muy baja. Recordemos que hay empresas grandes españolas que ganan mucho hoy en día, algunas cada vez más, y la cosa sigue sin mejorar. Aclaro que no critico, pues defiendo el libre mercado. Lo único que hago es evidenciar, a mi juicio, una situación real y concreta

En España, para que las cosas cambien realmente y se genere riqueza y por consiguiente empleo de verdad, cualquier cambio ha de pasar por considerar a este 83,3% de empresas  en esos planes que algunos hemos argumentado, comentado y discutido con pasión en muchos blogs, artículos, debates y eventos. En distinto plano, probablemente. De distinta manera y llevando a cabo diferentes acciones, con toda seguridad. Pero dentro, nunca fuera. 

Para mí no se trata de hacer más o menos leyes para autónomos o “emprendedores” ,(aparte: ¿Por qué narices no se les denomina empresarios, que lo son desde el minuto uno de empeñar su esfuerzo y su dinero en un proyecto empresarial? Item mas ¿Qué es “emprendededor” más que una castellanización de “entrepreneur”? ) o subvencionar puestos de trabajo o determinadas actividades, (aquí otro aparte: Recuerdo que no solo de start ups tecnológicas come este País, que ya está bien. ¿Por qué no se puede subvencionar una actividad puramente industrial?) mientras cualquier persona que quiera poner en marcha su proyecto dependa de un banco para ello y tenga que ser avalado hasta por el gato de su casa. 

Se trata de cambiar profundamente, si. Pero continuo diciendo que, según mi punto de vista, quizá también buscar formulas que permitan, mediante ese cambio, que todo eso que sugerimos para las grandes, pueda ser accesible para las mas pequeñitas, incluso hasta la dependencia del mercado bancario o la relación malsana con la legislación de papi estado, dos extremos que inciden de foma muchísimo mas evidente en estas micropymes que en las grandes.

Mi modesta opinión es que, si queremos aportar aunque sea nuestro minúsculo grano de arena en forma de opinión o de creación de debate para mejorar este País, su economía y la vida de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos, debemos volver, necesariamente, nuestros ojos y nuestras neuronas, e incluir en nuestros blogs, artículos, debates y eventos a la micropyme. Porque me da que solo esta puede ser el verdadero, auténtico motor del cambio real de este País. 

Yo lanzo el guante.

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