viernes, 30 de septiembre de 2011

Dar valor a lo que se hace


Una vez pasado Septiembre, el mes del retorno, el mes en el que muchos dicen que el año comienza (así era en muchas civilizaciones pasadas), encaramos el último trimestre del año con energías renovadas y dispuestos a continuar trabajando para que 2011 acabe con mejores perspectivas si cabe que lo hizo 2010.

Es patente que los problemas no han desaparecido, que la economía y las viejas estructuras se tambalean, que los cimientos de esta sociedad de consumo y llamada “del bienestar” de forma premeditadamente engañosa se resquebrajan y que muchos se asustan, otros directamente se paralizan y otros tiran la toalla ante la situación. Tranquilos. El cambio se ha iniciado y todo sigue su curso. Puede ser doloroso cuanto mas intentemos oponernos a ello, así que, os damos un consejo, si nos lo aceptáis: Dejar a un lado los viejos paradigmas que ya no os sirvan, analizaos profundamente y sacar de vosotros todo vestigio de creencias limitadoras y trabajad en el cambio que está llegando.

Pero no os confundáis, por favor. En ese camino no hay que tirar por la borda lo conseguido, valga o no. Es necesario dar valor a lo que hemos hecho y lo que hacemos. Comprender que el trabajo (a veces descomunal) que hacemos en este momento no es sino el vencer la resistencia que tenemos a lo nuevo, a lo que llega, a desprendernos de lo que ya no nos sirve, a vivir con nuevos códigos y actitudes, sin dejar de lado (muy importante) nuestros valores.

Por eso no tires tus precios si eres empresario o bajes tu cotización como profesional o  bajes tus pretensiones laborales por debajo de lo que tu vales porque pienses que “así son las cosas ahora”. Es cierto que hay que acompasarse, ir al “precio justo”, pero no quitarse valor. Eso es “pan para hoy y hambre para mañana”. Vemos todos los días ejemplos de ello, incluso en algún caso revestidos de cierta suficiencia ante lo que se pretende transmitir, de manera inconsistente por todos sus lados,  como una "gran idea". Cuando se trabaja para conseguir, entre otras cosas, que otros den precisamente valor a lo que hacen y así que prosperen,  no parece muy lógico confundirles haciendo gratis ese trabajo. Para nosotros eso es enviar un mensaje equivocado. Sin hablar del que se envía con respecto a la seriedad y profesionalidad del colectivo (¿Como es posible que alguien me quiera cobrar por lo que otro, que dice que hace lo mismo, hace gratis? ). No es riguroso, y está tirando piedras contra su colectivo ( y probablemente en el futuro contra si mismo ) quien procede así. Asertiva, pero firmemente expuesto.

Demuestra lo que vales, porque lo vales, porque has trabajado para ello. No te quites valor, porque quitarse valor es renunciar a lo que la vida te ha reservado. Y si no sabes como o no te atreves, ya sabes que estamos ahí para ayudarte, para que encuentres tu mejor camino.

 Feliz último trimestre con tu valor en alza.



lunes, 12 de septiembre de 2011

Coaching para mayores

A continuación reproducimos, por su interés y especial difusión, un artículo que publicamos en el blog  de Infoelder, portal especializado en el mundo de la tercera edad, en el que hablábamos acerca de los beneficios que puede aportar el Coaching a nuestros mayores.



A lo largo de nuestra existencia todos, en mayor o menor medida, experimentamos la necesidad de realizar modificaciones más o menos profundas en diferentes parcelas de nuestra vida. Este mecanismo de adaptación permanente a nuevas realidades que se modifican constantemente, se ve frenado en ocasiones por la natural tendencia del ser humano a resistirse a nuevas fórmulas y paradigmas que requieren de un esfuerzo para adaptarse a las mismas.

La mente reacciona, dentro de ese mecanismo, aportando sus datos almacenados para apoyar la renuncia al cambio, en forma de creencias, suposiciones y juicios acumulados durante la vida y que llegan a hacerse tan consustanciales, llegan a estar tan integradas, que simplemente desaparecen a nuestros ojos como creencias y se convierten en auténticas realidades. Para nosotros, se vuelven invisibles y resulta muy complicado identificarlas como no pertenecientes a la realidad cotidiana.
Por ejemplo, ante un reto vital, como la posibilidad de trabajar por un ascenso laboral que comportaría la modificación de nuestros hábitos, la mente puede reaccionar poniendo de manifiesto la creencia de que no somos merecedores de tal ascenso o que simplemente “para ser jefe hay que volverse malo, porque los jefes son intrínsecamente malos”. Pues bien, para definir el qué es el Coaching bastaría con decir que es una herramienta para simplificar y facilitar los procesos de cambio de las personas, sean profesionales o personales.

La diferencia esencial con otras herramientas y otros sistemas que se encaminan a un cometido similar y lo que pone al Coaching por encima de ellas en eficacia, es el sistema que se emplea, la forma de hacerlo. En el Coaching la persona interesada trabaja con la guía de un profesional (Coach) para encontrar nuevas posibilidades y puntos de vista dentro de sí mismo, a partir de los cuales puede construir caminos alternativos a los actuales que le permitan alcanzar logros y objetivos de todo tipo, diferentes a los que hasta ahora no podía o no sabía cómo llegar. De esta manera, el Coach nunca dice a la persona lo que tiene que hacer. Esta es una de las principales diferencias con otros sistemas, como la consultoría o el “mentoring” (yo puedo ser el mayor experto del mundo en algo concreto y darte un consejo sobre el particular que a ti no te sirva para nada, porque tus circunstancias no permiten aplicarlo). Es a través de la conversación con el Coach como la persona va encontrando paulatinamente los resortes que activar, dentro de sí mismo como antes decíamos, para solventar sus dilemas. La resolución parte del propio interesado y cuenta con sus circunstancias, valores e intereses, por lo que los cambios a efectuar cuentan con su mayor compromiso: Descubro yo mismo la solución y además matizada con todo lo que puede afectarla ¿Puede existir mayor compromiso para llevarla a cabo con una alta garantía de éxito? Pues eso es el Coaching.

Y ahora la pregunta es: ¿pueden nuestros mayores obtener beneficios del Coaching? Evidentemente si, en tanto y en cuanto el cambio es continuo y consustancial al ser humano a lo largo de toda su vida. Si alguna parcela de nuestra vida no funciona como nosotros queremos, estamos obligados, tengamos la edad que tengamos, a realizar algún tipo de cambio. Quizá ya nuestros objetivos profesionales no estén presentes, pero continúan estándolo los vitales, puesto que siempre se han de acometer acciones que requieran confianza en uno mismo y en sus posibilidades (toma de decisiones personales, rehacer o deshacer relaciones, conversaciones o negociaciones difíciles y muchas otras) y para ello el Coaching es muy adecuado.

A la par, la elevación del nivel de consciencia de uno mismo que facilita el Coaching, permite la comprensión más profunda de las actitudes, creencias y razonamientos que rigen nuestro comportamiento y cómo influye todo esto a nuestro alrededor. Esas actitudes, creencias y razonamientos a veces bloquean y autolimitan, y por tanto dificultan y a veces impiden el poder tomar decisiones adecuadamente. Un simple y cotidiano hecho como el decir: “Yo soy mayor, ya no puedo cambiar”, se puede identificar como una creencia y desmontar. Esto es extremadamente beneficioso para la autoestima del mayor, porque descubre que algunos problemas y dilemas tienen soluciones y que estas además pueden ser encontradas por uno mismo, lo que hace que aumente su seguridad en si mismo y su independencia. Asimismo el hecho que el Coaching no sea terapia es un punto positivo. En la terapia se indica lo que hay que hacer y cómo hacerlo y el mayor no suele recibir de buen grado esas indicaciones pues puede llegarse a sentir disminuido y adquirir nuevas creencias en cuanto a su validez. En cambio con el Coaching, si se le acompaña y ayuda convenientemente en el proceso, el mayor encuentra una gama de nuevas posibilidades a su disposición. Mujeres y hombres dedicados a la vida profesional y/o familiar ahora tiene tiempo para descubrir sus “pasiones” y ocuparse en ellas con dedicación por sí mismos, sin que nadie incluya actividades como, por ejemplo, terapia ocupacional. En consecuencia, su calidad de vida mejora muchísimo al encontrar en esta un nuevo significado, proporcionándoles:

•    Bienestar emocional
•    Autoestima e independencia para tomar decisiones
•    Capacidad de superación y empoderamiento
•    Desmitificar y desdramatizar ciertas situaciones
•    Superar el síndrome del “nido vacío” (sobre todo a mujeres)
•    Posibilidades de reformular su vida, sus objetivos y sus prioridades

Por tanto, podemos concluir que el beneficio del Coaching, lógicamente adaptado a sus necesidades, alcanza también a nuestros mayores y puede proporcionarles claves para lograr una mejor y más evidente calidad de vida.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Cristina y el cambio

“Ganas fuerza, valor y seguridad cada vez que miras al temor directamente a los ojos. Debes hacer lo que no puedes hacer”– Eleanor Roosevelt.


Cristina es una mujer de 37 años, madre de 3 hijos de 8, 10 y 13 años. Una mañana, tras dejar a sus hijos en la parada del autobús del colegio les dijo, como en algunas otras ocasiones: “Hoy hace un buen día, cuando regreséis en el autobús del colegio, volved caminando solos a casa”.

Todo parecía normal, solo que llegada la hora de la cena, Cristina no estaba en casa, no respondía las llamadas a su teléfono móvil, no se sabía nada de ella. Su marido avisó a la policía y se organizó su búsqueda pasadas las 24h. pero tuvieron que pasar 3 días hasta que Cristina decidió regresar a su casa.

¿Dónde estuvo durante esos días? ¿Por qué decidió desaparecer? ¿A qué se debió esa necesidad de huir? ¿Qué la impulsó a tomar esa acción?

No lo sabemos. Conocemos la historia pero no sus entrañas. Lo que intuimos es que debía sentirse atrapada en su vida aunque aparentemente tuviera una vida feliz. Lo que sí sabemos es que huir nunca es la solución aunque en un momento dado pueda resultar, tal vez, terapéutico, pero huir no resuelve el conflicto. Huir, bajo nuestro punto de vista, indica que algo no está funcionando en nuestra vida como nosotros quisiéramos. Huir, significa que ha llegado el momento de:

- Comenzar a tener conversaciones y terminarlas.


. Encontrar respuestas.


- Tomar decisiones y llevarlas a cabo.



En la antigüedad, Septiembre era considerado como el comienzo del año nuevo, entendiendo este como un mes para la reflexión y los proyectos.

Para nosotros septiembre es un mes ideal para impulsar nuestros anhelos. Sí, hará falta un esfuerzo que aporte algo nuevo a nuestras vidas pero si no es AHORA ¿CUÁNDO?

HOY es el momento del CAMBIO y para ello lo que se necesita son herramientas prácticas para aprender a tomar decisiones, a planificar, para conocer nuestros recursos, nuestras habilidades para poder potenciarlas y también nuestras debilidades por si tuviéramos que reforzarlas para conseguir nuestros objetivos. Lo que necesitamos no es huir como Cristina sino comprendernos, conocernos mejor y así afrontar nuestros temores, nuestras dudas, nuestras incertidumbres.

En Coaching para Todos estamos para ayudarte, para guiarte, para que encuentres tu mejor camino descubriendo tus verdaderas necesidades, aquello que necesitas aumentar o disminuir para sentirte feliz con tu vida sin tener la sensación de que se te escapa de las manos. De ti tan solo necesitamos el compromiso para contigo mismo, para que estés abierto al cambio ¿Eres capaz? Seguro que sí.

HOY da un paso adelante y atrévete a cambiar, sustentar, disolver, crear y respaldar.
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